El Defensor del Ciudadano

El Defensor del Ciudadano ha denunciado la falta de medios que tiene su oficina - no tiene sede ni funcionarios propios- y el ninguneo y la lentitud administrativa que sufren sus reclamaciones por parte del ayuntamiento.

A pesar de eso y de su escaso grado de conocimiento entre los sevillanos, esta oficina ha desarrollado una amplia labor de tramitación de quejas de ciudadanos durante este último año.

Los partidos políticos con representación en el ayuntamiento no se han creído nunca la figura del Defensor del Ciudadano. El primer error ha sido vincularla orgánica y administrativamente a la Delegación de Participación Ciudadana, controlada por Izquierda Unida, pero también lo es que mi amigo Luis Pizarro siga conservando su afiliación política a dicho partido, a diferencia de lo que ocurre con otras figuras similares como el defensor del pueblo español o el defensor del pueblo andaluz, porque como dice él mismo “así no se puede garantizar la objetividad e independencia que requiere el cargo”.

Además el menosprecio que las distintas delegaciones municipales tienen para con esta figura y la lentitud con las que responde a sus peticiones o sugerencias, demuestran a las claras que lo que quieren es un sucedáneo de defensor, bien amarradito para que no se desmadre..

Por otro lado es triste que no se pueda promocionar entre los ciudadanos este servicio municipal, ya que es aún poco conocido, porque no se tiene personal suficiente para atender las demandas vecinales, mientras que PSOE e IU no cesan de crear cargos a dedo que trabajan para sus correspondientes formaciones políticas.

Para rentabilizar la figura del Defensor del Ciudadano hay que dotarla de una infraestructura adecuada para que pueda actuar, elaborar una página web independiente de cualquier delegación y hacer que sus decisiones sean lo más vinculantes que permita la ley

En cuanto a las reclamaciones de los vecinos, es indudable que el Ayuntamiento se olvida de los ciudadanos. Se pierden en grandes obras que, en ocasiones, no despiertan interés en los mismos como el rascacielos de Puerta Triana y dejan a un lado las necesidades cotidianas de los sevillanos: mal estado de acerados, vandalismo, poda de árboles con ramas muy crecidas, juegos infantiles en mal estado o inexistentes, aparcamientos indebidos, transporte público, etc.